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Argentina: historia de un drama
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2 comentarios:
Esta muy buena tu nota Gabriel, pero la verdad es que no se puede mentir tanto sin la complicdad de los engañados, y eso tiene mucho que ver con el miedo a la verdad, a enfrentar la realidad., Los argentinos estamos envejeciendo en la fuente de la eterna adolescencia, en el mundo de Peter Pan, donde todas las fantasias son posibles, menos la realidad la dura y liberadora realidad, y creemos que con simplemente negarla u ocultandola esta desaparece, y aca aparece el papel de los engañadores, de los corruptos, de los estafadores, que se dedican a mentrle a un pueblo que prefiere la mentira populista a la realidad, del trabajo, del estudio, del esfuerzo, de la responsabilidad, del compromiso con lo publico, del cumplimiento del deber, de la palabra dada, del cumplimiento de los contratos. Pero preferimos el ejemplo de los vivos la viveza es nuestra virtud nacional y asi nos va. Tiene que ver con la habilidad para zafar de algun problema, a veces es necesaria para salir de un apuro, para logar alguna sobreviviencia, es una cualidad propia de los sectores marginales de la sociedad que necesitan sobrevivir en un medio muchas veces perverso,pero pero luego de zafar, de salir del apuro, de sobrevivir hay que consturir una sociedad , un proyecto superior que permita el progreso prologando, con la formula del trabajo, la educacion, la superacion constante, el compromiso con lo publico y con el mundo real que nos toca vivir. Cuando empecemos a pensar en serio, a pensar en que nuestros actos y omisones traen consecuencias y esas consecuencias responsabilidades, a pensar en el mediano y largo plazo, el dia que cambie nuestra mentalidad de vivos y soberbios decadentes, ese dia el pais a va a emprender la senda del progreso, mientras tanto nos seguiran explotando los politicos mentirosos, corruptos, tramposos y soberbios, con nuestra morbosa complicidad.
Gracias, Marcos, por tu comentario.
Y completamente de acuerdo con tu diagnóstico.
Ojalá que pronto podamos ver ese cambio que comentás.
Te mando un abrazo,
Gabriel.
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