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Colectivismo y "bien común"

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante tu articulo,

Como bien mencionas, la sociedad es un conjunto de subgrupos que parten del individuo, el cual es el elemento esencia de la sociedad, y como tal por solo el hecho de ser individuo, es diferente a todos los demás, es decir, en principio una sociedad es un conjunto de innumerables individualidades que, eso sí, tienen aspectos en común que permiten establecer grupos de intereses, lo cuales permiten generar ideas que agrupan las percepciones de un conjunto comprendiendo la pluralidad de conjuntos que se puedan llegar a generar. La sociedad tribal o El estado o la institución nacen para agrupar esa serie de conjuntos.
No busco llegar al relativismo, Por lo menos me dirijo más hacia la complejidad que revierte administrar correctamente a esta serie de conjuntos. La administración eficiente implica generar políticas que busquen “idealmente” la armonía del sistema, (y pienso más en los socráticos que en los estoicos, por lo que una mano invisible me resulta un tanto desmesurado). Estos intereses de la patria como lo mencionas, pienso, son intangibles materialmente, pero con un contenido explicito que los hace reales, (La nota al pie seria la discusión sobre la realidad de las ideas, Platón y Aristóteles no se escaparían). Tal como es imposible que un individuo que sea igual a otro, es imposible que una política beneficie a todos. Siempre habrán perjudicados, es inevitable y esencial. La democracia viene a establecer que la decisión debe quedar en la mayoría, pero el mismo Sócrates (o platón, depende de cada cual) se opone, Menciona en el diálogo de laques que la mejor decisión no debe quedar en la mayoría sino en las manos del que cuente con mayor experiencia y conocimientos en el tema. Entonces, a un dilema que esta impuesto hace más de 2000 años seguro no habrá una respuesta verdadera. ( y así la haya, me siento tentado a decir que matemáticamente 2+2 no siempre es 4 a pesar de que se considere verdadero). Las decisiones de un gobernante benefician y perjudican, no todos son indefensos ni todos protegidos. En la correcta proporción está el arte, pero comprender que en la búsqueda de la correcta proporción están inmiscuidas notables relaciones de poder, está la reflexión (y la hermenéutica del sujeto no se escapa). No tenemos una proporción aurea para la sociedad. ¿En manos de la democracia o en manos de “expertos”?.

Gabriel S. Boragina dijo...

Bryan:
La idea de un *gobierno de expertos* proviene -según K. R. Popper- de Platón, que quería poner en manos del *filósofo rey*. Siempre según K. R. Popper , Platón fue un enemigo de la democracia, porque Patón era esencialmente un anti-individualista. Y para K. R. Popper el individualismo es la base de la democracia.
En las propias palabras de K. R. Popper :
*¿Por qué trató Platón de atacar al individualismo? A mi juicio, Platón sabía muy bien lo que hacía al emplazar sus cañones en esa posición, pues el individualismo -aún más quizá que el igualitarismo- constituía un verdadero bastión en la línea defensiva del nuevo credo humanitario. En efecto, la gran revolución espiritual que condujo al derrumbe del tribalismo y al advenimiento de la democracia no fue sino la emancipación del individuo.
La astuta intuición sociológica de Platón se revela cabalmente en la forma en que éste reconoce invariablemente al enemigo allí donde le sale al paso.
El individualismo formaba parte de la antigua idea intuitiva de la justicia. Como se recordará, Aristóteles hace hincapié en que la justicia no es -como quería Platón-la salud y armonía del Estado, sino más bien cierta forma de tratar a los individuos, cuando afirma que «la justicia es algo que incumbe a las personas" Este elemento individualista ya había sido destacado por la generación de Pericles. Fue él mismo quien dejó claramente sentado que las leyes debían garantizar una justicia equitativa, «a todos los hombres por igual, en sus querellas privadas» pero no se detuvo ahí:
«Cuando nuestro vecino decide seguir una senda determinada no somos nosotros los llamados a indicarle si hace bien o mal». (Compárese eso con la afirmación de Platón" de que el Estado no engendra a sus hijos «con el fin de librarlos a su suerte y dejar que cada uno siga su propio camino...».) Pericles insiste en que este individualismo debe hallarse ligado al altruismo: «Se nos ha enseñado... a no olvidar nunca que debemos proteger a los débiles», y su discurso culmina en una descripción del joven ateniense que alcanza en su madurez «una adaptabilidad feliz y confianza en sí mismo».
Ese individualismo que no prescinde del altruismo se ha convertido en base de nuestra civilización occidental. Así, constituye la doctrina central del cristianismo (ama a tu prójimo» dicen las escrituras, y no «a tu tribu») y el corazón de todas las doctrinas éticas originadas en el seno de nuestra civilización y alimentadas por ella. Es, asimismo, la doctrina práctica central de Kant, que preconiza «reconocer siempre que los individuos humanos son fines en sí mismos y no utilizarlos como meros medios para conseguir determinados fines». En todo el desarrollo moral del hombre no ha habido otro pensamiento que se impusiera al espíritu con mayor fuerza.
Platón no erraba cuando creía ver en esta doctrina al principal enemigo de su Estado basado en las castas y por eso la aborreció más que a cualquier otra ideología «subversiva» de su tiempo. Podrá verse claramente la verdad de lo que afirmamos en los dos pasajes siguientes tomados de Las Leyes, cuya asombrosa hostilidad contra el individuo ha sido siempre, a mi juicio, increíblemente subestimada.* (K. R. Popper. La sociedad abierta y sus enemigos. Paidos. Surcos 20. pág. 116/117).
Apoyado pues en estos párrafos de K. R. Popper yo me pronuncio en favor de la democracia tal como el mismo K. R. Popper la entiende.
Gaby

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