Accion Humana

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Revista Digital

Horizonte tormentoso

 


Por Gabriel Boragina ©

 

Con un 52 % de pobreza y con fuerte caída del empleo privado resulta cada vez más claro que en Argentina no se ha establecido nada parecido a un gobierno ''liberal'' o ''libertario'' (como se proclama por doquier).

Locales comerciales donde otrora funcionaran negocios de toda índole permanecen cerrados y acumulando basura en sus frentes. Persianas que se bajan para no levantarse más. Y así por el estilo. Sólo sus veredas son ocupadas por personas que duermen sobre una lona o un maltrecho colchón deshilachado y apenas cubiertos por una manta o en la mayoría de los casos simplemente cartones que se encontraron en algún basural.

Como el fenomenal Ludwig von Mises ha establecido, el axioma fundamental de la acción humana es pasar de un estado menos satisfactorio a otro mejor. Este axioma se cumple inexorablemente, no solamente en aquellos casos donde existe libertad sino cuando mayormente se carece de ella.

De modo tal que, si un negocio, un empleo o cualquier otra actividad que el hombre haga genera pérdidas en lugar de la ganancia esperada, la manera de pasar a una situación mejor es cerrando el negocio o renunciando al empleo. Y esto es lo que está pasando en Argentina, y que un gobierno que se jacta de ‘’conocer al detalle’’ la teoría de L. v. Mises, no ve.

Cuando la opción ya no es ganar sino dejar de perder implica que el hombre ejerce su libertad con un número muy reducido de opciones, lo que opera en el sentido de una libertad minúscula (porque pudiendo ganar más debe ‘’preferir’’ ganar menos).

No se trata de que algunos sectores estén mejor que otros en términos absolutos, sino que en un sistema liberal todos los rubros progresan en términos relativos, a distintos ritmos es verdad, pero siempre en ascenso. Esto implica el acceso de todos a más y mejores bienes y servicios. Lo que en economía conocemos como un mejor nivel de vida. Sólo el sistema liberal puede garantizar esto, pero también es clarísimo que no es lo que ocurre en Argentina con el autodesignado gobierno ''liberal/libertario''.

Y ello por lo que venimos diciendo desde el comienzo de la presente gestión, salvo en discursos y arengas o en medidas cosméticas y superfluas, las grandes reformas liberales están lejos de haberse emprendido. Solo se declaman, pero ningún paso en concreto se da hacia ellas. Y esto encuentra su explicación en la misma conformación del gobierno que desde el principio ha sido compuesto por figuras políticas de la tan denostada ''casta'' provenientes, por un lado, de un partido profundamente populista cono lo es el peronismo en sus diversas variantes (hay menemistas y también personajes de extracción ''K'') y por el otro lado incluye integrantes del PRO (un partido socialdemócrata). Difícilmente con colaboradores tan notoriamente antiliberales como el peronismo, de una parte, y -por la otra- de un pseudoliberalismo en las formas y poses pero no en el fondo (como el PRO) pueda llegarse algún día a algo parecido al liberalismo.

Esta confusa y heterogénea conformación del equipo gobernante encuentra su explicación en la falta de un sostén popular al ideario que enarboló el partido ganador para conseguir su acceso al poder.

En la emergencia de evitar que el peronismo K continuara destruyendo la economía del país, se optó por una salida desesperada, inesperada e indeseada, incluso por los mismos que votaron a los triunfadores. Se prefirió, sintéticamente, a malo por conocer que a malo conocido, (parafraseando y adaptando un refrán popular). En un país donde la tradición es improvisar, la política se maneja de la misma manera y, por supuesto, la economía tampoco es una excepción.

Y la práctica improvisadora criolla, trajo consigo lo de siempre: crisis recurrentes en lo político y lo económico. Es decir, Argentina se debate en su historia acostumbrada, una historia que arrastra desde el primer peronismo hasta el día de la fecha, pero que encuentra raíces más profundas.

Como ya marcamos muchas veces, de seguir este camino las esperanzas son frustrantes en cuanto a obtener un país liberal. Mas bien todo lo contrario.

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