Por Gabriel Boragina ©
Un muy apreciado amigo que, además, es un académico de fuste, y que siempre me honra leyendo mis notas, me hizo llegar las respuestas que a mis objeciones suelen dar otros liberales, con especial referencia a mi última nota http://www.accionhumana.com/2024/10/pobreza-y-corrupcion.html
La réplica típica que suelen darle es que ''Ta van a decir que es herencia
del gobierno anterior y que en 10 meses no se puede cambiar la situación''
Contesté que sí, es verdad....pero entonces ¿qué hacen personajes de los dos gobiernos anteriores en este??. ¿Con ellos cogobernando va a cambiar más rápido todo??
Luego el dialogo fue el siguiente :
-Te van a decir "es política". En una cosa tienen razón. Suponete que Milei fuera un tipo educado, de diálogo, etc. Y sin embargo estuviera haciendo cosas en la transición que no nos parecen liberales. Pero el asunto es que NO hay UNA respuesta liberal a la "transición". NO tenemos tradición en eso, y los casos que hay NO han tenido las mismas condiciones que la Argentina.
-Yo no uso el tema de los modales como argumento para mi critica. No lo minimizo tampoco. Creo que decir ''yo soy libertario'' o ''liberal'' no es suficiente para dar por hecho que eso sólo basta para decir que ''ya estamos en una transición''
-Te van a decir que sí, que ya estamos en una transición, te van a citar los números macro al respecto, y si los negás, que no sos economista, etc....
-Entonces cuando Hayek dijo que un economista que sólo es economista no puede ser un buen economista estaba equivocado?
Bueno, acá terminó el intercambio. Como vemos, la cuestión, en realidad, es si hay o no hay transición. Y este tema es una trampa, porque ya Ludwig von Mises había dicho que
Carece de significado el calificar determinado período histórico de «época de transición». Hay siempre cambio y mutación en el mundo viviente. Toda época es «época de transición». [1]
Excepto que esos ‘’liberales’’ también pretendan que L. v. Mises no fue liberal, yo opino que si lo fue y que estaba acertado en el párrafo citado.
Y los puntos anteriores del diálogo transcripto yo ya los había refutado anteriormente en otra nota que se puede leer aquí: http://www.accionhumana.com/2024/01/diferencias-entre-los-partidos.html
L. v. Mises, además de desmitificar la muletilla fácil de ''la transición'', explica allí que todos los partidos políticos sin excepción la invocan como excusa perfecta para prolongar sus estadías en el poder y, de ser posible, eternizarse en él. No sin excepción, no hubo ni hay político alguno que diga que su misión ha sido cumplida y retirarse a descansar, sino que alega invariablemente que siempre le ‘’ha quedado mucho por hacer’’ y que debe continuar, sin plazos establecidos para poder ‘’completarlo’’.
En esto no se diferencian en absoluto de los gobiernos militares argentinos, que siempre se jactaban de no tener plazos sino objetivos. Sin embargo, los gobiernos civiles utilizan el mismo pretexto una y otra vez. Y los partidarios de este gobierno argentino también echan mano de ello.
Por otra parte, nótese como todo el diálogo anterior gira en torno de la figura de una sola persona como si toda permuta social dependiera entera y exclusivamente de esa sola persona. Incluso el debate al que se refiere mi amigo es sobre si los tratos del personaje son buenos o son malos, cuando (a mi humilde entender) el asunto pasa por otro lado.
Por cierto que, deploro las pésimas formas y destratos que tiene el sujeto en tema, y la manera grosera en que descalifica a quien disiente con él. Pero el núcleo de la materia es que, yo no profeso que las mutaciones sociales se den por vía de los modales (buenos o malos) del gobernante sino que pienso que (con Friedrich A. von Hayek) las transformaciones sociales duraderas son siempre evolutivas, y no dependen nunca de la voluntad (y menos de sus malos o buenos modos) de un solo individuo.
En suma, la manoseada ´´transición'' no la justifico como evasiva para llevar a cabo las metamorfosis políticas y económicas que el país necesita e, insisto, no entiendo de ninguna manera que estas dependan de una sola persona y, menos aún, darle todo el poder a esa sola persona para que las lleve a cabo.
Y volviendo a otro punto del diálogo reproducido arriba, menos todavía juzgo que con la heterogénea composición del actual gobierno (donde intervienen en forma activa personajes de los dos gobiernos anteriores a este) pueda llegarse a ningún cambio liberal o libertario, al menos consistente ni duradero.
Ya otro amigo, también muy calificado, me había hecho objeciones similares con datos numéricos y había elogiado que, con minoría parlamentaria, se hubieran logrado. Sin embargo, aun reconociendo las buenas intenciones del gobernante, lo que él veía como un ''logro'' yo lo veo como un fracaso.
Porque como liberal considero que un verdadero triunfo es cuando todos o, al menos, una mayoría de la sociedad comparten, sustentan y promueven entusiasta y enérgicamente por todos los medios y en todas las facetas humanas nuestro ideario, y no cuando es fruto de concesiones, contubernios o negociados oscuros entre políticos. Tampoco creo en la política como medio idóneo para hacer llegar a las masas nuestra doctrina.
Reitero que yo no tengo nada personal contra este gobierno, ni contra el partido gobernante y ni siquiera contra los variopintos miembros de los otros partidos que, en realidad, están implícitamente cogobernando en una suerte de coalición inconfesable esforzándose por dar una apariencia de oposición que, en los hechos, no es tal o no funciona como tal.
Pero siempre voy estar en favor del respeto a la Constitución liberal en su primera versión (no en la de la reforma de 1994) y nunca voy a creer en métodos compulsivos para forzar a la gente en que se vuelva ''liberal/libertaria'' por más que esos métodos encuentren respaldo en las posibles leyes que de aquí en más se quieran sancionar.
[1] Ludwig von Mises, La acción humana, tratado de economía. Unión Editorial, S.A., cuarta edición. Pág. 1240.
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