Accion Humana

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Revista Digital

Perspectivas de una alternativa liberal seria y coherente

 


 Por Gabriel Boragina ©

 

¿Existe en Argentina alguna alternativa política liberal seria y coherente?. Creo que la respuesta -hoy por hoy- es NO. El partido gobernante (LLA) hasta el momento, parece solo ser un populismo más, solo que esta vez de derecha en lugar de los tradicionales populismos de izquierda que en Argentina está representado proverbialmente por el peronismo en sus distintas versiones (la última es la K, pero puede mutar rápidamente como lo demostraron en los 90 donde, de la mano de Menem, ensayaron otra modalidad, ''de derecha''). 

El populismo, es de aclarar, no es verdaderamente una ideología sino que es una corriente que utiliza la ideología que mejor le conviene al momento para hacerse del poder. Este, podríamos decir, es su rasgo esencial. Por eso puede, con cínica comodidad, variar sus discursos elogiando el libre mercado cuando conviene y su restricción y el proteccionismo cuando lo aconsejable políticamente sea esto último. Puede ser librecambista o proteccionista, y aun puede -en su osadía- recomendar en forma contradictoria una política para un cierto tipo de bienes y la opuesta para otro tipo. Ejemplo la del gobierno actual.

Hasta el momento de escribir estas líneas, la política argentina ha ido fluctuando entre estos dos tipos de populismo, con un muy breve interregno representado por la presidencia de Mauricio Macri que, precisamente, por no hacer populismo, no fue premiado con otro periodo de gobierno.

El caso de Macri es muy interesante por su atipicidad política. El electorado que lo eligió le reclamó un liderazgo que. en su modestia sin par (inusual en un argentino típico) nunca quiso asumir. Su prédica constante valorando el trabajo de los equipos claramente estaba muy distante de la mentalidad populista media argentina acostumbrada a tener jefes, caudillos, lideres y no administradores, guías, o coordinadores de equipos (que fue el modelo de gobierno que Macri quiso imponer, inútilmente) lo que quedó demostrado ampliamente con su presentación a un segundo mandato y su aplastante derrota frente al peronismo K (populismo de centro izquierda caracterizado por su organización verticalista y estructura cuasi militar, donde lo normal es que haya un/a jefe/a al/la que se sigue sin cuestionar).

Ahora bien, como dije, no hay alternativas liberales políticas en la Argentina (el partido gobernante actual claramente no lo es). Esta es una realidad, y otra es que el país necesita con urgencia adoptar las recetas liberales para salir de su crisis y estancamiento, pasado y presente, con periodos de graves retrocesos.

Hablar de liberalismo en Argentina con los demás puede -en general- desencadenar dos tipo de reacciones: o sonrisas irónicas o indulgentes, o iras más o menos violentas. No hay quien pueda tomar seriamente una discusión sobre el liberalismo, porque son escasísimas las personas que saben lo que es realmente. Entonces se oscila entre los que creen (en el mejor de los casos) que se trata de una utopía, por un lado, aquellos otros que lo consideran una verdadera maldición, o los que opinan que es más de lo mismo (como el gobierno actual).

Esto desalienta la posibilidad de una opción liberal en política. Parece que tendremos que conformarnos, por el momento, con lo que más se aproxima a ello en el espectro político, y trabajar con esa gente, esforzándonos en que se adhieran a una perspectiva liberal.

Me refiero a los que se consideran ''moderados'' entre ambas tendencias populistas, y no se hallan identificados (ni quieren hacerlo) con ninguna de ellas. Los que repudian cualquier cualificación o encasillamiento político. Los que se llaman a sí mismos independientes y no se alinean con ningún partido político de los hoy en danza. Pero sin descartar a los que en el pasado tuvieron militancia política y también (por distintas razones) quedaron desencantados de los lugares donde les tocó militar, pero aun asi conservan interés en la política y quieren hacer algo por el bien común del país. Creo que a esa gente hay que apuntar y sumar a un gran y real movimiento liberal, y no a la mamarrachada que se hace llamar ´´La libertad avanza''.

Soy consciente que no será fácil. Pero es un trabajo que se comenzó muchas veces antes por distintas vías y que, por una u otra razón, quedó inconcluso. No obstante,  la situación del país amerita retornarlo.

El comenzar, o mejor, continuar algo que se emprendió otras veces requiere dosis adicionales de paciencia, y propósito de perseverancia.

También creo que la alineación de una fuerza política no debe seguir la tendencia general que se cree válida. Es decir, de arriba hacia abajo, partiendo de la dirigencia hacia las bases, sino a la inversa. No es buscando primero los dirigentes ‘’adecuados’’ que logren constituir una masa crítica que después los catapulte hacia el poder, sino a la inversa, entiendo que debe construirse primero una base sólida de la cual surjan por sí mismos en manera espontánea sus dirigentes, en un movimiento que tenga un origen verdaderamente democrático.

Es difícil en un país dirigista y verticalista conformar grupos o partidos de esta manera, ya que la tendencia populista es justamente la inversa: son los dirigentes los que constituyen sus cuadros para luego usarlos para llegar al poder. Pero seguir este método populista no llevará más que a la creación de una fuerza política como las que ya existen en el país. Derivará a un populismo o a otro, o hacia un grupo político sin significación alguna, ni posibilidades de acceso a espacios de poder.

Quienes acostumbran a leerme sabrán ya que soy un escéptico político. No creo en la política como vía de cambio originaria sino derivada, es decir, no hay cambio político que se dé de arriba hacia abajo, sino al revés, de abajo hacia arriba. Quien encabeza una agrupación y tiene una brillante idea de cambio o transformación nunca llegará a nada si no tiene nadie que lo siga y lo acompañe en la tarea.

Por eso, si la labor política no va asistida y apuntalada por una coetánea tarea docente y cultural intensa tampoco se va a llegar buen puerto.

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