Accion Humana

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Revista Digital

Necesidad de un cambio

 


Por Gabriel Boragina ©

 

No es novedad que la Argentina necesita un cambio, y que casi todos están de acuerdo en el punto. Pero tampoco lo es que cada uno lo entiende de distinta manera.

Algunos creen que se debe girar a la izquierda, otros a la derecha, y tantos otros hacia el centro.

Yo pienso que el cambio debe ser liberal, pero ¿no es que el país ya tiene un gobierno liberal que está llevando a cabo ese cambio?. No. Y es lo que he venido explicando desde que ese gobierno asumió el poder.

La ingenuidad argentina permite que cada vez que se anuncia un cambio, la mayoría cree que ese cambio efectivamente existió. Pero la realidad es que el cambio se agota en el discurso, y no sale de allí.

Ejemplo es la propaganda oficial de una supuesta baja de inflación, cuando el contexto es que los precios se mantienen (en el mejor de los casos) estables y (en él peor) aumentan.

O en otro caso, que por anunciarse que se ha ‘’eliminado’’ el cepo ya estaríamos en una ‘’economía liberal’’ cuando, en el mejor de los casos (y si fuera cierto) tal anuncio sería nada más que un paso hacia una economía liberal. Pero ¿qué sucede cuando todos los demás pasos necesarios no se dan o -peor todavía- se dan otros en sentido contrario hacia ese liberalismo que se dice que ''ya está entre nosotros''?.

La situación sigue siendo que el discurso del partido gobernante continúa siendo distinto al entorno cotidiano. Esto no significa que haya quienes no se estén beneficiando de su política económica, pero una economía liberal no tiene ganadores y perdedores, y cuando los hay no es lo mismo que lo sean por acción del gobierno a que lo sean por propios méritos o deméritos reconocidos o desconocidos por el mercado.

LLA[1] un conglomerado de personas que pertenecieron a diferentes partidos que gobernaron en el pasado (Frente de Todos y Cambiemos) y una minoría de autollamados ''libertarios'' que de tales sólo llevan el rótulo, lleva en la práctica una política que no dista en casi nada de lo que hicieron esos partidos cuando les tocó la dirección política del país. Sin embargo, el discurso es diametralmente opuesto. Se agitan las banderas del libertarianismo que, en su esencia, es anti estatista en tanto un gobierno ''libertario'' es una contradicción en términos.

Si el libertario aboga por la abolición del estado y el gobierno forma parte esencial de ese estado, resulta clara la contradicción de la alocución ''gobierno libertario''. Que a pocos les llame la atención sólo demuestra el grado de ignorancia existente en torno al significado correcto de los vocablos libertario y liberal. Hicimos un resumen del ideal libertario aquí: http://www.accionhumana.com/2024/01/los-libertarios-y-el-poder.html

Muy bien. De todo lo prometido en campaña, nada hasta el presente ha realizado el partido gobernante. ¿Puede llamarse libertario? Por supuesto que no. ¿liberal? Menos todavía. Su política intervencionista en los hechos (que no en el discurso) le privan de cualquiera de las dos denominaciones.

Pero lo que al liberal le interesa son las tendencias a largo plazo, aunque exige que los pasos hacia el liberalismo deban darse en el corto plazo. Ningún gradualismo es compatible con dicha meta.

Como el notable Premio Nobel Friedrich A. von Hayek ha remarcado, cualquier gradualismo implica el peligro de volver hacia atrás ante la primer dificultad que surja en el camino hacia la meta final.

Pero además, ¿qué confiabilidad puede tener una política autodenominada ''liberal'' que ha sostenido medidas intervencionistas durante tanto tiempo por considerarlas ‘’convenientes’’ para la situación? ¿qué garantía tiene la ciudadanía (o un auténtico liberal) que no se vuelva a ellas si el gobierno (en un nuevo cambio de opinión) volviera a estimar que deben retomarse? .

El rumbo errático seguido por ‘’LLA’’, la discrepancia del discurso con las acciones concretas que se toman, la enorme inestabilidad emocional del jefe del partido gobernante y su cada vez más manifiesta incapacidad moral, ética y psíquica para ocupar la posición que ostenta, todo ello, en su conjunto, más otros detalles que dejamos por el momento fuera de este análisis, nos siembran de incertidumbre respecto al futuro inmediato y mediato .

Por eso, es necesario un cambio de rumbo, aunque ello signifique un cambio de gobierno. Los intereses de los ciudadanos están por encima de toda especulación partidista.

La acostumbrada y gastada amenaza de que ‘’Si no son estos, vuelven los otros’’ ya no debería asustar a nadie. Sería muy ingenuo abrigar tales temores cuando el partido en el poder gobierna formando parte de una coalición de hecho (no formalizada) con las dos restantes fuerzas políticas (Cambiemos/PRO/Frente de Todos/Peronismo K) .

El cambio debe ser liberal y no lo que tenemos a la fecha. Y urge.


[1] Siglas del partido gobernante, ‘’La Liberta Avanza’’.

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